RUMIACIÓN EMOCIONAL / PENSAMIENTOS NEGATIVOS AUTOMÁTICOS

Todas las personas nos sentimos alguna vez tristes, abatidos, depresivos… se pierde la motivación, se siente uno hundido, incluso fatigado físicamente (porque una cosa influye en la otra)… Normalmente estos síntomas duran unos días y van desapareciendo progresivamente, pero también hay casos en los que esta situación se alarga durante semanas e incluso meses…

La forma en que esta gente afronta estos síntomas afecta a la gravedad y a la duración del problema, por ejemplo, las personas con un estilo rumiativo de afrontar sus primeros síntomas de depresión, tienen depresiones más graves y largas que las personas con un estilo de afrontamiento más activo. Y todo esto se puede decir también de otros trastornos como la ansiedad, las fobias, el estrés postraumático, el trastorno obsesivo compulsivo, etc.

Hablemos entonces de la RUMIACIÓN… Un pensamiento rumiativo es un pensamiento intrusivo, fruto de emociones intensas pasadas, de carácter muy persistente, recurrente (que vuelve, se repite…), y ajeno a la voluntad del individuo, que suele ir acompañado de un cierto malestar y que se mantiene hasta que el individuo logra resolver la situación.

Puede deberse a algo que nos es difícil comprender o a metas no alcanzadas (cuando esperamos ver cumplido un sueño, lograr cierto trabajo, que nos toque la lotería...), o ser un tipo de respuesta a situaciones estresantes…

Pueden ser reflejo de situaciones concretas no resueltas (integración a un nuevo entorno laboral, familiar...), o constituir un rasgo típico de personas caracterizadas por la confusión ante el mundo que les rodea (personas con falta de valores que le orienten en su desarrollo personal).

También es posible que vayan acompañados de emociones agradables, no siempre debemos ser negativos, por ejemplo el enamoramiento puede hacer aparecer pensamientos intrusivos placenteros, pero en todos los casos representa un acontecimiento vital importante que la persona deberá integrar como cualquier otro tipo de experiencia. Por supuesto es más molesto cuando se refiere a cosas negativas...

Las intrusiones del pensamiento son algo normal, pero pueden incrementarse en determinados trastornos, como depresiones, ansiedad, etc. Uno de los recursos que utiliza la mente para controlarse a sí misma es la supresión de pensamientos, pero curiosamente cuanto más intentemos no pensar en esa persona o cosa, o en algo que hemos hecho, que nos han dicho, etc., hasta lo más cotidiano (el ambiente, la música, una película, una comida…) se acaba relacionando con ello.

Esta respuesta de intentar suprimir los pensamientos intrusivos es muy común y natural, pero está bien demostrado que no es de gran utilidad, NO SIRVE.

Pero ¿por qué es tan difícil la supresión?, ¿por qué es tan difícil suprimir esos pensamientos que tenemos y que no queremos tener?... Pues es difícil porque se ponen en juego dos mecanismos cognitivos de naturaleza diferente, vamos a intentar explicarlo de un modo sencillo…

1. Por una parte un proceso controlado y consciente para suprimir y evitar la presencia del pensamiento negativo buscando otras ideas o pensamientos que lo sustituyan. (Se trata de intentar no pensar en lo que estamos pensando).

2. Y por otra parte un proceso automático (que no requiere de nuestra atención ni voluntad) que busca si el pensamiento negativo aún está en la memoria, para iniciar o no la búsqueda de un distractor (o sea, que de algún modo, para no pensar en algo, tenemos que pensar en ello… al menos para saber si estamos o no pensándolo).

Por esta última razón, no funciona la supresión del pensamiento. Vamos a verlo con un ejemplo:

Imaginemos que “cortamos” con la pareja y no nos la quitamos de la cabeza… decimos, no voy a pensar más en ella, voy a hacer algo para distraerme y no pensar en ella (proceso controlado), y nos ponemos a escuchar música, a ver una película, a ordenar la casa, salimos a pasear, o lo que sea… Pero pronto notamos que todo lo que hagamos acaba recordándonos a esa persona (proceso automático), porque mientras hacemos esa otra cosa, sin nuestra autorización, sin darnos cuenta, se inicia el proceso de búsqueda automática en nuestra memoria de algún rastro de la persona en cuestión y naturalmente, este proceso encuentra ese rastro, ya que es totalmente imposible eliminar esa información por completo de nuestra mente. Al final, lo que conseguimos al suprimir (o intentar suprimir) las imágenes o pensamientos sobre esa persona es reavivar su recuerdo y las sensaciones emocionales que nos suscitaba.

La rumiación se caracteriza por estar centrada en la emoción y nos lleva a dirigir la atención hacia los sentimientos y pensamientos negativos de una forma pasiva y repetitiva, y esto nos puede pasar ante cualquier cosa, por ejemplo: estamos invitados en casa de unos amigos y tenemos que coger una botella de vino… en lugar de dar la vuelta a la mesa, se nos ocurre alargar el brazo y cogerla desde detrás, con la consecuencia de que nos cae la botella encima de la mesa, de la alfombra persa nueva, etc. Nos sentimos tan mal, tan culpables por haber actuado así, y porque además sabemos que podríamos haberlo evitado actuando de otro modo, que luego nos vamos a casa, y seguimos sintiéndonos mal; no podemos quitarnos lo que ha pasado de la mente y aunque no pensemos directamente en ello, seguimos sintiendo ese malestar interior, esa culpabilidad…

Una estrategia alternativa a la rumiación es la distracción, es decir, fijar la atención en situaciones agradables que nos lleven a hacer cosas que mejoren nuestro estado de ánimo para después intentar solucionar el problema. Es decir, si tenemos que afrontar un problema que nos preocupa, primero, debemos intentar mejorar nuestro estado de ánimo, para darnos la oportunidad al menos, de poder ver las cosas desde una perspectiva más positiva.

Lo que es verdad es que las personas con un estilo de respuesta ante el estrés rumiativo, sufren episodios depresivos, ansiedad o estados de enfado más graves y durante más tiempo. Además la rumiación hace que las personas emocionalmente inestables evalúen sus problemas como graves e irresolubles y esto reduce la posibilidad de que apliquen soluciones específicas.

¿Qué hacer?... pues se puede intentar suprimir los pensamientos intrusivos, lo que hará que cada vez los tengamos más, como ya hemos visto, o se puede intentar analizar la situación que hace aparecer las intrusiones y el malestar que provocan (tratar de analizar reflexivamente lo ocurrido y de encontrarle algún sentido) y de esto podría resultar el ajuste emocional de la experiencia, que es lo que buscamos…

El autoconocimiento personal es indispensable. Saber quién somos, qué nos afecta y cómo, es esencial para llegar a averiguar qué y cómo puede ayudarnos.

El pensar en las emociones como aliadas nuestras es también esencial. Una emoción es una parte de nosotros que intenta ayudarnos siempre, aunque sea haciéndonos sentir mal. Debemos profundizar en ellas para sacarles partido, analizar por qué surgen, qué nos quieren decir, de qué nos están informando y qué debemos hacer al respecto UTILIZANDO NUESTRA RAZÓN, no dejándonos llevar por la emoción.

Opino que los animales son quienes se dejan llevar por la emoción porque es todo lo que pueden hacer, pero nosotros tenemos también nuestra parte racional del cerebro, que debemos utilizar para filtrar esa emoción, analizarla, y responder racionalmente… parece difícil pero es muy enriquecedor!!! Si no hacemos nada, esa emoción seguirá torturándonos hasta que lo hagamos; entendámosla… es “su deber”...

COLECHO

Por supuesto que es maravilloso… hasta el día en que tengamos que llevarlos a su cama y sea entonces, al romperse la tierna rutina cuando de veras sufran… Los bebés recién nacidos necesitan del contacto físico, emocional, afectivo de los padres; necesitan abrazos, besos, caricias, sentirse arropados por la mamá o el papá, necesitan amor, necesitan contacto… y todo esto debemos ofrecérselo a lo largo del día, no sólo de noche…

La tarea de los padres y madres es la de recorrer el camino desde la heteronomía total del bebé al nacer, a la progresiva autonomía del niño o niña… facilitaremos mucho esto si nos aprovechamos de las rutinas diarias, que van enseñándoles paulatinamente las reglas de la sociedad en la que nacen y tienen que vivir, de una manera natural, sin cambios bruscos que sin duda le afectarán…

Lo que realmente necesitan los peques no es dormir en la cama de los padres… aunque sí, si es posible, muy cerquita de ellos, de manera que ante cualquier sobresalto, cualquier necesidad, cualquier “despertar”, podamos alargar la mano y coger la suya tranquilizándolo al instante. Lo que necesitan los peques es adquirir seguridad en sí mismos, y eso se consigue una vez que encuentren la seguridad en el entorno… si el bebé sabe que cuando llame a su mamá ésta va a acudir enseguida y va a atenderle afectivamente en todas sus necesidades, no tendrá problema alguno en dormir en su cunita, no se sentirá sólo ni abandonado porque dispondrá de un apego seguro que le va a dar seguridad… y de vez en cuando también en la cama con los papis ¿por qué no?, pero no todos los días, por su bien.

Comentando un poquito mi situación personal, tengo 3 hijos de 18, 9 y 1 año… todos han dormido en su cunita desde bebés, siempre conmigo al lado y sin ningún problema… si se han despertado a media noche, no he tenido ningún problema en abrazarme a ellos en mi cama, con gran placer para ambos (un placer inexplicable, enorme), pero he intentado no hacerlo siempre, variando mi conducta, por ejemplo, a veces los he cogido, otras han bastado unas palabras, otras les he cogido la manita, les he acariciado… todo ha funcionado porque disponían de la suficiente seguridad, que repito, es uno de los objetivos más importantes a lograr para su adecuado desarrollo… además, no han tenido ningún problema a la hora de quedarse alguna noche con los abuelos u otros familiares, sin que esto haya supuesto trauma alguno para ellos. Mi pequeñita (la de un año) se duerme todas las noches en su cunita super tranquila y serena… yo me siento en mi cama, le pongo una música infantil y la acaricio un poquito hasta que se duerme… sobre las 7’30h. de la madrugada se despierta para mamar… y entonces la dejo en mi cama abrazada a mí… ¡cómo disfrutamos ese momento!.. y a mi hijo de 9 años… todavía le encanta venir a dormir conmigo de vez en cuando…

Por otra parte, como pedagoga, he tenido muchas consultas sobre cómo conseguir que el niño o niña aprenda/quiera ir a dormir a su cama... algo complicado si se alarga años el dormir en la cama de los papis... aunque no imposible!!!

Quiero aclarar que al bebé no se le aplican técnicas o entrenamientos para dormir solos si ya están acostumbrados a hacerlo... cuando se le deben aplicar técnicas es cuando no saben hacerlo por haber dormido años en la cama con los padres.

Pensemos que la dependencia materna exagerada (y necesitar dormir en la cama con mamá o sino no se duerme es el primer paso) es algo peligroso para el niño cuando crezca, sin contar en lo que pasaría el bebé si esa mamá debiera ser hospitalizada un tiempo, por ejemplo, o quiere salir una noche, o quiere acostarse más tarde... porque el horario de los niños para ir a la cama no es el mismo que el nuestro ¿no?... supongo que hay mamás que no tienen problema en irse a la cama a las 20h con su peque, al igual que, hay otras que los acuestan demasiado tarde... como para todo...

Termino comentando que la seguridad que deben aportar los papis al bebé es la seguridad en el entorno y en sí mismos... no es lo mismo sentirse seguro porque estas pegado a mami (acaban muy seguros pero siempre que estén con ella), que sentirte seguro porque sabes que mami siempre estará ahí pendiente de ti (se sentirán seguros estén donde y con quien sea, sintiendo que su mami -o papi- estarán siempre que los necesite)...

La opción dependerá de cada uno... pero lo maravilloso es poder dormir una noche con tu peque, sin que eso suponga tener que hacerlo siempre porque sino no se duerme... LA ENSEÑANZA DE LOS HÁBITOS PRIMARIOS (alimentación, sueño...) es importante. Aparte los niños aprenderán sin esfuerzo a respetar normas, a aceptar la disciplina familiar (importantísimo) etc., etc., etc.

¿MATEMÁTICA?

Me encanta la matemática sin saber nada de ella. Y, aunque no me gusta echar la culpa a los demás, no sé nada de ella porque nadie me la ha enseñado. Ahora podría decidir qué quiero aprender, pero cuando somos necesitamos que nos ofrezcan una base de aprendizaje para poder aprender realmente, y ¿qué nos suelen enseñar sobre las matemáticas?... nos enseñan a odiarlas, no a utilizarlas…
Me encantaría saber matemática, aprender más sobre ella, pero no puedo hacerlo, porque realmente no la entiendo… puedo sumar, restar, multiplicar y dividir; puedo calcular un porcentaje o una regla de tres; puedo resolver ecuaciones de primer grado y, quizás de segundo; puedo hacer ciertas mediciones y aproximaciones; calcular una media, una varianza, una desviación típica; aplicar algunas fórmulas; resolver algunos problemas… sé que “π” (pi) es 3’1416… (y redondeando porque es larguísimo) pero no capto lo que significa… no conozco ese idioma, existe, pero no lo conozco… no lo utilizo, no sabría cómo hacerlo…

Siguiendo con “π” (pi), es un número irracional (no puede expresarse como fracción de dos números enteros) y una de las constantes matemáticas más importantes. Se emplea frecuentemente en matemáticas, física e ingeniería. Es la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro, (en geometría euclidiana, porque en geometrías no euclidianas esta relación no es constante...). Su valor se ha obtenido con diversas aproximaciones a lo largo de la historia (la búsqueda del mayor número de decimales del número π), siendo una de las constantes matemáticas que más aparece en las ecuaciones de la física, junto con el número “e”... (que intentaré buscar luego en Internet a ver qué es…) Por ello, es una de las constantes que más pasiones desata entre los matemáticos profesionales y aficionados. Como curiosidad, el mayor número de decimales del número pi en 2009, fue descubierto por Fabrice Bellard, con un ordenador “Core i7 CPU, 2.93 GHz; RAM: 6GiB”, y es de 2.699.999.990.000 decimales…

Muy bien, se puede explicar con palabras, pero no es eso lo importante, sino entenderlo sin necesidad de traducción al lenguaje verbal… captar su significado real… Algo que parece tan sencillo como “la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro”, ya cuesta entenderlo, y sobre todo encontrarle una utilidad práctica, pero la tiene.

Quizás si empezamos por su origen (en cuanto palabra)… La notación con la letra griega π proviene de la inicial de las palabras de origen griego "περιφέρεια" (periferia) y "περίμετρον" (perímetro) de un círculo. En castellano concretamente lo llamaríamos “pe” (P)

Me encantaría saber matemáticas... lo intento, pero me quedo estancada...

Sí, entendemos (unos más que otros) el concepto de cantidad que expresa el número, sabemos que puede aumentar o disminuir, que puede multiplicarse o dividirse y somos capaces de hacer cálculos con los números. Los sabemos incluso en dos o tres idiomas… Conocemos el significado de símbolos matemáticos como +, x, %... esos símbolos expresan algo, un concepto; pueden ser traducidos a palabras (más, por, por ciento…), y ¿por qué no hacer lo contrario y traducir las palabras en símbolos matemáticos?, símbolos que representen y que expresen, que sirvan para entender y para explicar la realidad, más exactamente, si cabe, que las propias palabras, sobre todo porque mientras expresan demuestran… o intentan demostrar, y eso siempre es interesante, ¿por qué no lo hacemos?... simplemente porque no sabemos, porque no nos enseñan...

La matemática es más que eso que nos enseñan en la escuela. Es inútil quedarse ahí. Y quisiera aclarar que considero incorrecto decir que nos la “enseñan” en la escuela, porque no lo hacen, simplemente nos la imponen, nos imponen el aprendizaje mecánico de unos cálculos y operaciones matemáticas que nos parecen feas, inútiles, ¿cuántos niños y jóvenes preguntan indignados para qué les sirve aprender matemáticas?, es imperdonable, ni siquiera saben qué es exactamente. Ni saben que una parte relativamente enorme de su cerebro está preparada para cultivar esta otra manera de percibir y procesar la información que recibimos a través de los órganos de los sentidos, las emociones, los pensamientos… y no saben que esa parte del cerebro debería usarse complementariamente con la otra gran parte que sería la verbal…

¿Se podría tomar más en serio? parece imposible, porque en la escuela es una de las asignaturas más serias y seguramente odiadas por los estudiantes, pero es precisamente por no ser tomada en serio. Al no ser adecuadamente enseñada, no puede ser adecuadamente aprendida. Es importante sí, todo el mundo tiene que aprobar las matemáticas, pero ¿para qué? Si no la van a utilizar más que para contar dinero… Esto significa que si no se enseña adecuadamente a los niños, éstos no la van a entender o no la van a utilizar en su vida, no la van a vivir y por lo tanto no les va a interesar. Para que algo interese tiene que ser interesante, ser útil. Y la matemática es de lo más interesante, aunque debe ser aprendida, por lo que debe ser enseñada. No podemos seguir limitándonos a enseñar sólo la base más básica, los primeros conceptos matemáticos descubiertos y utilizados en nuestra especie… hay mucho más, y es muy complejo, no se puede aprender simplemente por mecánica, ni de memoria… la matemática debe ser entendida, vivida… debe ser otro modo de ver, de analizar…

Pienso que las matemáticas deberían ser enseñadas por matemáticos. Desde el principio de la escolaridad. Los niños pueden aprender, si se les enseña, a entender el “lenguaje” que es la matemática, a interiorizar la matemática, a utilizarla… La matemática es el modo más lógico y racional de entenderlo todo, es otro modo de percibir, de describir, de explicar la realidad, es el mejor modo de demostrarla; otro modo de ver el mundo que no se nos ofrece suficientemente. Nos conformamos con una vista intelectual, subjetiva y superficial de las cosas, y sobre ese otro modo de verlas, cultivamos simplemente una base insignificante, que, por supuesto no nos sirve para edificar nada encima; es demasiado inestable, pequeña y débil para poder hacerlo y todos sabemos (aunque no sepamos expresarlo matemáticamente) que sin una buena base, no puede edificarse nada serio.

Pero seguramente los matemáticos tienen cosas más importantes que hacer que enseñar a los niños… es normal, pero no tan lógico, porque si no se enseña a los niños, si no se les transmite su utilidad, ¿de qué sirve tanto trabajo? Poseen una clave de entendimiento para la que la mayoría tiene potencialidades si se cultivara, pero no se hace, y no se puede hacer, porque quienes nos enseñan matemática tampoco la conocen. No es que no quieran enseñar bien, sino que ellos mismos han aprendido lo mismo que enseñan a los niños, pero no son capaces de pensar matemáticamente, ¿cómo pueden entonces enseñar a otros a hacerlo?, no pueden, por lo que no se molestan en hacerlo; no podrían… y eso es importante, debería enseñarse a pensar también matemáticamente, ya que es posible hacerlo. Si, seguramente tienen cosas muy importantes que hacer, que demostrar, porque además son pocos en relación con la entera humanidad. Son sólo unos pocos privilegiados, al igual que en pasado eran sólo unos pocos quienes podían escribir y leer... Cuando sólo unos pocos sabían leer y escribir… no significaba esto que la inmensa mayoría no pudiera hacerlo, sino que no se les enseñaba…

(Opinión personal desde la más grande ignorancia)






PROYECCIÓN EMOCIONAL

Es cierto que la mayoría de veces lo que realmente importa no un hecho en sí… sino la percepción personal que tenemos del mismo, o lo que es lo mismo, lo que constituye el verdadero problema para nosotros es la forma en que vemos, percibimos, vivimos un problema…

Muchas veces creemos que los demás son culpables o responsables de lo que nosotros sentimos, pero ¿es eso cierto?... pues no siempre… el otro puede ser el detonador de tu emoción, pero la clave está en ti, la clave está en mí… si yo siento algo el primer responsable soy yo…

Para entender el concepto de proyección se suele contar un chiste; el chiste del abrigo:

“¿qué es un abrigo?...
…lo que el niño se pone cuando la madre tiene frío”…

Si entendemos la esencia del chiste y vemos sus implicaciones emocionales, entenderemos mejor este tema, que a veces, para muchas personas es difícil de entender… o de aceptar. Y la esencia del chiste es que el niño normalmente está corriendo, sudando, abrigado ya de por sí… pero la primera reacción de la mamá al sentir frío es trasladarlo a su hijo, cuando es ella la que está helada… Pues bien, aunque este ejemplo es muy simple, este mecanismo que está en la base de muchos conflictos, se llama proyectar, es decir, ver en otro lo que es “de uno”.

Teóricamente proyectamos en los demás aquello de lo que nosotros nos sentimos “culpables”… “reconozco" en otro, y "me molesta” en otro aquello que yo no acepto de mí…

Cada uno comprende el mundo desde la propia experiencia. No podemos sentir más que lo que sentimos en nosotros mismos. Si alguien tiene un dolor, tú puedes comprenderlo, saber lo que siente, etc. porque antes ya has sufrido algún dolor; lo has experimentado en ti mismo y entonces sabes qué es… pero si nunca hubieras tenido ni un mínimo dolor, no podrías jamás saber qué siente el otro cuando le duele algo. Si nunca has probado el vino no podrás saber cómo sabe. Si nunca en la vida te has enfadado, ¿podrás saber que siente el otro cuando se enfada?... ¡no!, es imposible, y con todas las emociones pasa lo mismo.

Durante la vida nuestro cerebro va aprendiendo y memorizando todo lo que vamos experimentando. Es verdad que podemos aprender cosas sin experimentarlas ¿por qué no? tenemos la capacidad de aprender del otro, pero también es verdad que la teoría sin la práctica sirve poco y más en el campo de las emociones que son maneras muy subjetivas, muy personales de vivir los acontecimientos. Entonces por mucho que te expliquen qué es el odio, la tristeza, la alegría… nunca llegarás a integrarlas en tu experiencia si no las experimentas en ti mismo.

Si somos empáticos, podremos comprender cómo se siente otra persona, compartir sus sentimientos, sentir con ella, ponernos en su lugar para después tratar de ayudarla… pero porque ya conocemos ese sentimiento, esa emoción… y la reconocemos porque nosotros ya la hemos vivido en alguna medida.

En pocas palabras somos la suma de nuestras experiencias.

Pero resulta que el ego tiene una tendencia a autoprotegerse mediante la evitación de la responsabilidad… su ley básica es que nada tiene que ver con él y todo lo proyecta hacia fuera (en otros). Entonces proyectar significa que aquello que no te gusta de ti mismo lo ves en otro, lo reconoces inmediatamente en el otro…

Si a ti no te gustan los guisantes y te traen un plato en el que hay guisantes, lo primero que va a ver en el plato son los guisantes…

Igualmente lo que no te gusta de ti mismo, no lo aceptas, no aceptas que eres así, pero sí que lo ves en el otro, lo que es lo mismo que decir, que lo que percibimos en otras personas… así somos nosotros en alguna medida…

Es fácil entender el chiste del abrigo o el comentario sobre los guisantes, pero ¿y las emociones?, ¿cómo se explicaría entonces que tu veas a alguien como agresivo, alegre o tranquilo?... y la respuesta desde este punto de vista sería que lo que ves, parte siempre de ti… tú eres la medida de todas las cosas, tú eres el metro con el que mides lo que pasa en el mundo y el criterio de comparación… es decir que tú tienes en alguna medida algo de los rasgos que percibes en la otra persona, si no sería prácticamente imposible que los reconocieras en el otro.

La idea es que para reconocer un rasgo en otra persona, antes hemos tenido que experimentarlo en nosotros, aunque no queramos hacernos conscientes de ello, aunque no sea fácil aceptarlo. Cuando alguno de estos rasgos nos fastidian, no nos gustan, nos hacen sentir culpables… no los reconocemos conscientemente, no podemos soportar reconocérnoslos; es más fácil proyectarlos en los demás.

Todos tenemos nuestro talón de Aquiles y deberíamos investigarlo. Se suele expresar en términos de falta de aceptación. Me refiero a cuando nos molesta aquello que no aceptamos de nosotros mismos y que visto en la boca de otro suena a “falta de educación”, el problema es que desde el punto de vista emocional, hablar de falta de educación no resuelve la responsabilidad personal… ese es el mensaje.

Midamos nuestras palabras cuando juzguemos a los demás, porque podemos estar delatándonos a nosotros mismos, ya que parte de lo que en ellos vemos, somos nosotros…

DISCIPLINA

LA DISCIPLINA CONSISTE EN ENSEÑAR, NO EN CASTIGAR.

EXPRESAR

Pienso que todo el mundo debe aprender a expresarse correctamente... es muy importante un esfuerzo en ese sentido... expresar sin miedo, sin dudas y siempre con educación... expresar con palabras los sentimientos para despertar la empatía en los demás...
Pienso que hay que hablar lo más claramente posible, para no dejar lugar a dudas... si no hablamos claramente, los demás interpretarán nuestras palabras y nuestras acciones según sus propias experiencias, no según las nuestras, por lo que tantas veces se "equivocarán"... y aparecerán conflictos en las relaciones con quienes más queremos...
Habla desde tí, no desde lo que esperas del otro... habla desde lo único que puedes asegurar que es cierto y eso es desde lo que tú piensas, desde lo que tú sientes... y no pongas etiquetas a los demás, porque seguramente te equivocarás al igual que los demás cuando te lo hacen a tí... No digas "tú eres", "tú piensas", "tú crees"... dí "yo soy", "yo pienso", "yo creo"... "yo siento"... así no te equivocarás... y no heriras a nadie injustamente.
Pienso que no se puede seguir esperando que los demás adivinen cómo te sientes, qué necesitas, qué quieres, qué deseas... que es inútil y muy poco productivo esperar y actuar no-verbalmente para que los demás se comporten como quieres... cuando no se habla claramente, el otro no sabe a qué atenerse contigo... no sabrá por qué estarás enfadado, no sabrá por qué estás de mal humor, no sabrá por qué no le hablas, no sabrá por qué no sonríes... nadie está obligado a recordar los acontecimientos que para tí son importantes, nadie está obligado a saber qué te apetece cenar, nadie tiene por qué saber por qué tienes esa cara tan seria... ¿tienes un problema? no esperes a que el otro lo adivine... háblale, y no sólo eso, EXPRÉSALE CÓMO TE SIENTES, sólo así ese otro u otra podrá acercarse a tí y ayudarte... sólo así... No puedes seguir no hablándo y exigiendo comprensión a los demás... no puedes seguir poniendo mala cara y esperar que los demás sepan cómo actuar... si las cosas no salen como tú esperas que salgan y te enfadas o te deprimes por ello, eres tú el que se siente mal ¿por qué otra persona debe sentir o simplemente saber lo que tú sientes sólo por observar tu conducta?... ten en cuenta que tú creas tu propia insatisfacción, y no es necesario pasar la vida insatisfecho, decepcionado e infeliz... deja de poner esperanzas en la gente y situaciones y te liberarás de una pesada carga... lucha por conseguir lo que buscas sin esperar a que te lo proporcionen los demás, y si necesitas su ayuda, pídesela abiertamente, y si parece que no te han oído, a lo mejor no te han oído, REPÍTESELO... no esperes nunca que los demás adivinen... porque tantas veces se equivocarán y no será culpa suya, sino tuya por no haber HABLADO CLARO...

DIENTES BLANCOS

Para tener unos dientes limpios y blancos limpiarlos con bicarbonato, poniendo una pequeña cantidad en el cepillo humedecido.
El bicarbonato también resulta muy eficaz para suavizar la piel si se pone un poco en el agua del baño, así como para aliviar picores y problemas en la piel.
Y, por supuesto, es perfecto para aliviar la acidez estomacal...